Panteón de los Hombres Ilustres, Madrid

febrero 25, 2011

Empecemos con un plato fuerte y poco -muy poco- conocido de la escultura funeraria: el Panteón de los Hombres Ilustres. Un proyecto llevado a cabo en el siglo XIX, año 1890, que pretendía convertirse en una especie de Les Invalides de París, pero que, nada, se quedó en eso, un proyecto. 

Puerta de entrada al recinto
El conjunto diseñado por el arquitecto Fernando Arbós, en un claro estilo neobizantino con vidrieras neogóticas y detalles modernistas, y promovido por la reina regente Mª Cristina de Habsburgo-Lorena iba a ser una basílica donde celebrar los actos religiosos oficiales. Pero tras diez años de obras sólo se construyeron el campanille y tres paños del claustro.

Entrada al Panteón, actualmente con jardines en obras.
La primera tumba que nos encontramos: Práxedes M. Sagasta. 
Ejecutada en mármol blanco por el valenciano Mariano Benlliure.
Detalle de la tumba de Sagasta: un obrero apoyado sobre los Evangelios.
Otro detalle de la tumba de Sagasta: alegoría de la Historia cerrando su libro.
Otro problema que tuvo el Panteón de los Hombres Ilustres de Madrid fueron sus inquilinos. En principio se había previsto que el panteón se situara en la iglesia de San Francisco el Grande y allí fueron llevando los restos de algunos personajes ilustres como Francisco de Quevedo, Garcilaso de la Vega, Calderón de la Barca, Gonzalo de Córdoba, etcétera, pero la idea fracasó con el tiempo y los restos se fueron recolocando en otros camposantos e iglesias de España.

Mujer enlutada presidiendo el túmulo de Eduardo Dato.
Talla de Eduardo Dato en su lecho de muerte.

Uno de los amorcillos que custodian el sepulcro de Dato.
El autor de la tumba en mármol blanco y bronce fue Mariano Benlliure
.
Panteón tipo retablo de Antonio Ríos Rosas.
Diseño de Pedro Estany en bronce, oro y mármol.
Con claras referencias masónicas un genio alado le ofrece laurel a Ríos Rosas.
Detalle del sepulcro: mujer enlutada llora a los pies de Ríos Rosas.

En 1902 queda oficialmente inaugurado el Panteón de los Hombres Ilustres y comienzan a venir sus primeros moradores.

Espectacular retablo funerario de Antonio Cánovas.
Realizado en mármol por Agustín Querol.
Alegoría de el Arte sobrevolando el féretro de Cánovas.
La Patria llora la muerte de Cánovas a la cabeza de la urna funeraria.
Sepulcro de José Canalejas en el ala norte del claustro,
diseño de Mariano Benlliure.
Detalle del cenotafio de Canalejas: la mujer morena,
inspirada por la pintura de Julio Romero de Torres,
ayuda a portar el cuerpo inerte.
Detalle del cenotafio: el cadáver de Canalejas en su último viaje hacia su tumba.

Espectacular arcosolio de Manuel Gutiérrez de la Concha, Marqués del Duero,
obra de Arturo Mélida, a excepción de la talla del marqués
que es de Elías Martín.
El león, símbolo de la inmortalidad, debajo de la figura de Marte.
A día de hoy continúan las obras de reparación y mejora de los jardines y el patio interior del Panteón, así que no os pongo más que una fotografía de la estatua de la Libertad, obra de Ponciano Ponzano, que corona el mausoleo común de varias personalidades: Juan Álvarez Mendizábal, Agustín Argüelles, José María Calatrava, Francisco Martínez de la Rosa, Diego Muñoz Torrero y Salustiano Olozaga.

En Madrid también tienen su particular estatua de la Libertad. ;-)
De un tiempo a esta parte está prohibido tomar fotografías y dibujar en el Panteón (medida, sobre todo esta última, que me parecen una soberana estupidez). También hay guía para comprender mejor los detalles de cada tumba, que narraré poco a poco y con mayor detalle cuando me llegue el consentimiento para tomar fotografías de Patrimonio Nacional. Aún así la visita es gratuita.

¿No les parece precioso? 

Panteón de los Hombres Ilustres
Claustro de la basílica de Nuestra Señora de Atocha
C/ Juan Gayarre, nº 3 • Madrid

Sugerencias para usted

4 comentarios

  1. Muy buenas fotos y muy interesante artículo. Me fascina la escultura funeraria, tengo pendiente una visita al Panteón de Hombres Ilustres... gracias

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  2. Muchas gracias, María Jesús. Te digo lo que les comentaba en el anterior post a Esther i Toni, que, como ya no dejan sacar fotografías, no me pude explayar mucho con encuadres y demás. Pediré un permiso a Patrimonio. Ay, qué rollo.

    Yo llevo desde más o menos el 2003 fotografiando cementerios. Algunos espectaculares, otros normales, pero todos tienen algo que enseñar. Es verdaderamente fascinante el arte funerario, sin ir más lejos las preciosísimas pirámides de Egipto (¿será consciente mucha de la gente que va a visitarlas que son tumbas?).

    Bienvenida María Jesús y visita el Panteón: merece la pena.
    Cal.

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  3. Carlos Viñas-Valle25 de julio de 2013, 22:50

    Realmente ridículo que no permitan ahora hacer fotos en el Panteón de Hombres Ilustres. No han hecho otra cosa que aplicar la norma que rige en todos los cementerios. Qué manera más bárbara de coartar la divulgación del arte y la cultura. Menos mal que yo pude llegar a tiempo de hacer fotos de tanta obra maestra.

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  4. ¡Hola, Carlos y bienvenido!
    Estoy con usted en la ridiculez de la medida. Especialmente se está dando en España porque cuando viajo al extranjero no encuentro demasiado impedimento para fotografiar, normalmente sin flash, si se trata de obras con pigmentos delicados. Llevo un tiempo pensando en que nos hemos vuelto gilipollas. Por ejemplo: se puede beber en los bares, pero no se puede fumar. Se tiene que fumar fuera, pero no te puedes sacar la bebida a la calle (no soy fumadora). Ô_ô

    El tema daría para una tesis doctoral.

    De todas formas también entiendo que se quiera preservar el patrimonio artístico. En Rusia he visto a bastantes personas manoseando los frescos de las catedrales, en Egipto se llevan piedritas, saltan flashes delante de cuadros delicadísimos (véase la Monalisa en el Louvre)... Este tipo de desaprensivos son los que nos perjudican a los que nos dedicamos a esto.

    Para mí la solución es bastante sencilla: ¿quieres sacar fotos? Vale, perfecto. Dejas tu dni y vía libre con una serie de normas de conducta (que no tendrían porqué decírnoslas, pero...). Todos los sitios están plagados de seguratas que, en vez de estar continuamente echándote la bronca porque "sacas fotos", podrían estar pendientes de que lo hicieses sin perjudicar a la pieza.

    Perdone mi disertación, Carlos. Hoy me ha pillado en uno de esos días en los que no me han dejado ejercer mi trabajo, vamos, un poco de malas pulgas.

    Un fuerte abrazo. Espero verle por aquí más.
    Cal.

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