De paseo por un cementerio de cine. Memorial Watts, Londres (Reino Unido).

abril 16, 2014

Londres es conocida en el mundillo necropolita por tener dentro de su núcleo urbano lo que se conoce como los Magnificent Seven refiriéndose a los siete camposantos decimonónicos monumentales con que cuenta. Entre los magníficos el más conocido, por albergar la tumba de Karl Marx entre otras monadas, es Highgate, pero esa es otra historia y deberá ser contada en otra ocasión. ;-)
Pese a detentar tamaña oferta, el interés en mi última visita a la City se centró en un lugar que posiblemente pase desapercibido al común de los mortales a pesar de estar emplazado en el mismo centro o mejor dicho a escasos metros de uno de los puntos de obligada visita: la catedral de San Pablo. ¿Disponen de cinco minutejos? Pues vengan conmigo.



Postman's Park es un jardín recoleto situado en medio de la vorágine de oficinas y business men londinenses. Está tan escondido que, cuando uno adopta el papel de turista, tiene que ir buscándolo ex profeso para no pasarlo de largo.

En 2004 el director Mike Nichols dirigió la película Closer, adaptación de la obra teatral homónima de Patrick Marber, cuyo punto de arranque se sitúa en este lugar. Desde entonces Postman's Park ha vivido un segundo (o tercer) renacimiento.

La historia del parque se remonta al año 1050 cuando se construyó una parroquia honrando al monje inglés San Botolf. La iglesia todavía se mantiene en pie, pero no esperen encontrar un edificio medieval sino uno del siglo XVIII poco atractivo en su exterior que esconde un sorprendente interior, lleno de lápidas, por cierto (abajo podrán ver unas fotos).

Como era costumbre en la época, alrededor de la parroquia se instaló su cementerio. Lo curioso de este lugar de reposo eterno es que también albergó las inhumaciones de otras parroquias cercanas a San Botolf como eran la de San Leonardo (desaparecida) y el Monasterio Franciscano de Cristo (en la actualidad una ruina consolidada que merece la pena visitar).

Detalles de las lápidas conservadas del camposanto de San Botolf.

Losas en el antiguo camposanto del Monasterio de Cristo apoyadas contra los muros de la General Post Office.
Me gustaría resaltar que estamos hablando de tres cementerios en apenas dos mil quinientos metros cuadrados contando la superficie de la iglesia... Y es que la Pérfida Albión posterior al incendio de 1666 tenía un serio quebradero de cabeza con el espacio destinado a zonas de enterramiento. A grandes problemas grandes remedios, ya se sabe, así que se optó por la misma solución que los praguenses en su cementerio judío: apilar los cadáveres en filas que cubrirían posteriormente con tierra para seguir enterrando más cuerpos encima.

La cosa alcanzó finalmente casi dos metros de altura por encima del nivel de la calle. Aún hoy en día se puede apreciar el gran desnivel que tal acción mantenida durante años produjo. Pero no fue el problema estético lo que llevó al desmantelamiento progresivo de los camposantos de Postman's Park sino las plagas de cólera que se desataron en el siglo XIX y, tal vez por mor de ellas, la corriente higienista que se implantó en toda Europa en aquel tiempo. Recuerden que nos hallamos en la centuria que parió los más grandes e impresionantes cementerios del viejo continente.

En vez de deshacerse de las estelas de los cementerios las reutilizaron para construir el nuevo cerramiento del parque, así que podemos encontrar lápidas apoyadas contra las paredes en cualquier parte del jardín.
Se conserva, que yo viera porque está bien escondida entre la vegetación, una losa de suelo.
En 1852 se creó la London Necropolis Company para gestionar el traslado de cincuenta mil cuerpos a los cementerios construidos fuera de la ciudad. Idearon un curioso entramado ferroviario que cubría los cuarenta kilómetros entre el centro de Londres y el Brookwood Cemetery para facilitarles la tarea.

Una vez limpio el terreno de restos humanos los feligreses de San Botolf plantearon a las autoridades la construcción de un jardín público en dicho espacio. No se hable más. En 1880 se abrió el parque en los terrenos de la iglesia. En 1887 se incorporó la zona de enterramientos de Monasterio de Cristo y finalmente en 1890 la de San Leonardo. ¿Por qué se llamó Postman's Park? En principio ese no iba a ser su nombre, pero el parque se hizo famoso por acoger en su tranquilo recinto a los carteros que salían de la General Post Office para hacer un descanso, así que poco a poco fue adoptando su actual nombre en vez de San Botolf Park.



Como he mencionado algo más arriba San Botolf también posee unas interesantes lápidas en su interior. Pasen, pasen:

Visto desde fuera nadie diría que el interior de San Botolf estuviese engalanado de mármol y vidrieras antiguas, ábside con casetones y órgano barroco.
La tumba más antigua que se conserva, de 1559, con un singular tono verde agua en la piedra.











Mientras el pequeño parque se acondicionaba, un famoso pintor y escultor británico, George Frederic Watts, estaba intentando reunir fondos para la fundición de una estatua de bronce en homenaje al héroe de a pie que entrega su vida al salvar la de otros que se situaría en Hyde Park.

El sueño de Watts comenzó en 1887 cuando escribió una carta al periódico The Times mencionando la propuesta como una buena forma de honrar a la reina Victoria en el año de su jubileo. En dicho escrito puso como ejemplo para explicar su proyecto a Alice Ayres (personaje fundamental en la película Closer de Nichols), una muchacha que falleció al intentar salvar la vida de tres personas de un incendio declarado en un edificio.


Sin embargo el entusiasmo de Watts no cuajó en la sociedad londinense del momento. Tras varios desengaños al artista victoriano se le oyó decir que si la colecta hubiese sido para organizar una carrera de caballos, habría sido recaudado lo necesario en menos de lo que canta un gallo. Cierto que su proyecto fue cayendo en la megalomanía porque lo que comenzó con una estatua de bronce, mutó a una galería al estilo del Camposanto Vecchio de Pisa, aunque en su defensa tengo que decir que gracias a soñadores como este mister hemos evolucionado como seres humanos. ¿Se imaginan esta maravilla al gusto británico en medio de la capital? Seguro que atraería a más de un turista.

En cualquier caso ya saben que antes de amanecer es cuando más oscuro está el cielo, así que, sería cosa de una conjunción astral, un amigo de Watts comentó al vicario de San Botolf la posibilidad de construir en el parque el homenaje y sus feligreses recibieron con entusiasmo la idea. Se tomó la decisión de reiniciar la colecta en 1898 para recaudar las tres mil libras que se necesitaban. Pero al final fueron el propio Watts y la misma parroquia los que escotaron para construir lo que actualmente se conoce como el Memorial of Heroic Self Sacrifice o también Memorial Watts.



Por si fueran pocas las trabas encontradas, las autoridades de la ciudad no concedieron el permiso para hacer el memorial alrededor de todo el perímetro del solar. Así pues en 1899 comenzaron las obras para construir un pequeño atrio de madera y ladrillo anexionado al edifico colindante que podemos apreciar en la actualidad. Debajo del tejadillo se diseñó un espacio para colocar ciento veinte placas cerámicas. 

Se inauguró el 30 de julio de 1900 con tan mala suerte que su principal impulsor no pudo acudir a cuenta de su avanzada edad y el frágil estado de salud. El día del estreno fue la mujer de Watts, Mary Fraser Tytler, quien colocó las cuatro primeras placas en la fila del medio. Estas placas fueron manufacturadas por el ceramista  William De Morgan. Cada azulejo es único, aunque cuentan con elementos comunes que separan cada uno de los memoriales. Las letras están caligrafiadas y los glifos y adornos son personalizados de unos a otros.






En medio de todas las honras a los héroes de a pie se colocó a finales de 1905 en memoria de Watts una pequeña escultura tallada en madera por el estudiante de Bellas Artes T. H. Wrenel. A su vez se completó la primera fila de placas.



Tal vez se estén preguntando —a mí me surgió la duda estando allí— por qué algunos memoriales van decorados en tonos verdes y otros, con diferente decoración, en tonos azules.


En 1906 el ceramista De Morgan atravesaba serios problemas financieros hasta el punto de no poder garantizar la calidad conque se manufacturaron los primeros azulejos para el memorial. Si querían continuar con su fabricación, se tendría que aumentar su precio. Pero ese precio no se lo podía permitir la mujer de Watts (que tras la muerte de su marido dos años atrás se hizo cargo del proyecto), así que comenzó la búsqueda de un nuevo artesano.

Decoración diseñada en el taller de De Morgan.
Fue la compañía Royal Doulton la que finalmente se hizo cargo de la producción de los nuevos azulejos, sin embargo no se le permitió el uso de los diseños originales, así que tuvo que abocetar nuevos baldosines. De ahí el cambio de decoración, más cercanas al Art Nouveau en el caso de Doulton.



Las veinticuatro primeras placas del nuevo ceramista se comenzaron a colocar en 1908 en las filas superiores e inferiores. Nadie cortó entonces la cinta que inaugura cualquier evento de cariz político populista. El sueño de Watts estaba abocado al abandono.

En 1910 la viuda Watts andaba volcada en la construcción del panteón funerario familiar y dejó de aportar fondos para la colocación de más placas. Finalmente en 1931 se dejaron de colocar.




Tuvieron que pasar setenta y ocho años para que en 2009 se colocara la última y definitiva placa, homenaje a Leigh Pitt que salvó la vida de un niño perdiendo la suya en el intento.

No existe documentación al respecto, pero el criterio de selección de las personas que iban a ser homenajeadas corría por cuenta del filántropo impulsor. Watts coleccionaba recortes de periódico con noticias que le llamaban la atención. Entre ellas figuraban las de estas personas que morían por salvar a los demás y esas precisamente iban a ser las que aparecieran en las paredes de Postman's Park.




La última placa colocada en el memorial.
El hecho de que el memorial representara más un deseo de su creador que un plan compartido por la ciudadanía, a la que no le caló nunca la idea, fue el principal motivo para tomar la decisión de dar por conclusa la aventura de Watts en 2010.


Sea como fuere Postman's Park es hoy en día un lugar único, singular que acoge las visitas de curiosos, aficionados al cine, trabajadores en la hora del lunch y en general gente que busca sosiego. Darse un paseo por allí y leer las historias admirables de cada uno de los agasajados hace que nos reconciliemos un poquito más con la raza humana y, en los tiempos que corren, esto ya es una hazaña por sí misma.

Postman's Park
St. Martin's le Grand, entre la calle Aldersgate y la calle King Edward
Londres EC1
Reino Unido

Horario del parque_ L - D 8:00 a.m. - 19:00 p.m.
Horario de Sant Botolph_ L - V 9:00 a.m. - 15:00 p.m.
Se permite tomar fotografías dentro de la iglesia y en el parque.


Notas al margen_
Si quieren profundizar en las vidas de los allí presentes, pueden descargarse gratuitamente la aplicación Everyday Heroes que se han currado desde el comité de representación del Memorial Watts. Está muy bien diseñada con información ampliada (¡y fotos en algunos casos!) de los héroes.

Bibliografía y documentación_
  • City of London web (link), Postman's Park (link).
  • Every Day Heros Of Postman's Park web (link).
  • Find a Grave web (link).
  • Meier, Allison C., "London Day 4: Postman's Park and the Memorial to Heroic Self Sacrifice" (link), Allez, Allie! blog (link).
  • Open Gardens Squares Weekend web (link), Postman's Park EC1 (link).
  • Saint Botolph Without Aldgate Parish web (link).
  • VV.AA., "In Pictures: The Memorial to Heroic Self Sacrifice" (link), Now Here This, Time Out London blog (link).
  • VV.AA., "Postman's Park" (link), Urban 75 web (link).
  • Ward, Anne, "Postman's Park, London" (link), Nothing to see here blog (link).
  • Watts Gallery web (link).
  • Wikipedia (link).

Sugerencias para usted

4 comentarios

  1. ¡Qué maravillosa y variada forma de honrar a los difuntos! Me ha encantado. No tenía ni idea de su existencia y será visita requeteobligada cuando pase por la ciudad, seguro. Enhorabuena por un texto fluido y entretenido, plagado de historias de las buenas y por unas magníficas fotografías que logran que parezca que yo también estuve allí. Un besazo, preciosa.

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  2. ¡Muchas gracias, Sira! Contigo da gusto publicar los posts. Tengo que retocar algo el texto (que releído un par de días después de publicarlo, no me gusta alguna cosilla), aunque como siempre he tratado de hacerlo lo más divertido posible. Mil años son muchos años de historia para concentrarlos en tan poco espacio. :-D

    Seguro que te gustará perderte por ese mini jardín. Los vecinos aún siguen yendo para comer, leer y descansar un ratito. Es muy acogedor. Si me permites otra sugerencia, muy cerquita de Postman's Park tienes el Cementerio de Bunhill, otro sitio recóndito de Londres que merece la pena ver y del que daré habida cuenta la próxima vez que me pierda por Britania.

    Otro beso bien fuerte para ti, Sira. :-******

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  3. Pero que de cosas nos descubres, Sustitos. Como todas tus entradas muy "currada". Hay que ver lo que te mueves y todo que selecto!!! Yo me inclino más por los cementerios "cutres" y abandonados, perdidos y escondidos; aquello que apenas nadie visita, pero siempre saco leyenda o me la cuentan, descubro algo inédito y eso me conmueve. Ya te tengo de referencia para cuando lo visite!!!! Un abrazo.

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  4. Se hace lo que se puede, Teresa. Estoy convencida que de este pequeño trozo de tierra más de uno podría escribir una tesis doctoral, pero aquí no venía a cuento, así que pinceladas y el que quiera más que tire del hilo, que hay mucho mucho hilo del que tirar.

    A mí también me gustan los cementerios cutres y abandonados. Algún día tendré que hacer un post sobre camposantos con quórum exiguo que les hay a patadas. Este te gustará por las lápidas tiradas aquí y acullá que le dan el aspecto de estudiado descuido.

    Un abrazote.

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