Supongo que todos ustedes, que pasean habitualmente por este blog (algo abandonado últimamente, sí), cuando se cruzan con un cortejo fúnebre precedido de un coche, normalmente negro y con un maletero extraordinariamente amplio, exclaman aquello de lagarto-lagarto para que la parca tarde en hacernos su visita.
El común de los mortales haremos nuestro último viaje en un vehículo lujoso, sobrio, espacioso y alquilado, pero las carrozas fúnebres utilizadas por las clases más altas de la sociedad, por nobles y realeza son otra cosa muy diferente y suelen ocupar vastos espacios en museos de todo el mundo cuando no son usadas.
El común de los mortales haremos nuestro último viaje en un vehículo lujoso, sobrio, espacioso y alquilado, pero las carrozas fúnebres utilizadas por las clases más altas de la sociedad, por nobles y realeza son otra cosa muy diferente y suelen ocupar vastos espacios en museos de todo el mundo cuando no son usadas.