El último viaje.

abril 07, 2012

Supongo que todos ustedes, que pasean habitualmente por este blog (algo abandonado últimamente, sí), cuando se cruzan con un cortejo fúnebre precedido de un coche, normalmente negro y con un maletero extraordinariamente amplio, exclaman aquello de lagarto-lagarto para que la parca tarde en hacernos su visita.

El común de los mortales haremos nuestro último viaje en un vehículo lujoso, sobrio, espacioso y alquilado, pero las carrozas fúnebres utilizadas por las clases más altas de la sociedad, por nobles y realeza son otra cosa muy diferente y suelen ocupar vastos espacios en museos de todo el mundo cuando no son usadas.
Madrid no podría ser diferente a otras ciudades europeas, aunque con matices. Desde hace años el Cementerio de Nuestra Señora de la Almudena está contemplando la posibilidad de crear un museo con los carruajes fúnebres (*) que guardan en el antiguo depósito de cadáveres del recinto, pero no terminan de decidirse. Entre que sí que no, varios de los coches motorizados se han ido restaurando y, aprovechando el III Classic Auto 2012 de la capital, a finales de febrero fueron expuestos varios modelos a cual más insólito.

La Llorona en primer plano, El Gloria de color blanco y una tercera carroza aún sin bautizar al fondo.
Dos de mis pasiones juntas: coches y arte funerario. Allí me planté y después de superar el soponcio inicial entre Porsches, Jaguares y Cadillacs, me dediqué a mirar detenidamente aquellas seis obras singulares que habrán conducido a finados ilustres hacia su última morada.

Comencemos el paseo por este peculiar concesionario.

M-50555
Los materiales usados para esta carroza fueron acero, madera, oro, caucho y tejido. Está montada sobre un chasis Latil tipo JP y el fino trabajo ejecutado en su ornamento hace pensar que salió del taller de un escultor de gran prestigio, pero no se sabe el autor.


Cada una de las cariátides aladas que sostenta el receptáculo tiene una expresión facial diferente de igual manera que las máscaras que decoran los medallones que sujetan sus torsos.



El capó metálico está adornado con delicados motivos florales y con la cabeza de dioses griegos en sendos lados.


Un ángel apesadumbrado hace de tapón del radiador.


El techo de la carroza, también decorado con infinitud de detalles -¿similar al cimborrio gallonado de la Catedral de Zamora?-, tiene forma de cúpula sin ventanas.


M-60954
De madera, acero, cuero, tejido y caucho esta carroza va montada sobre un chasis Studebaker. Los abundantes detalles que se aprecian en todo el vehículo están inspirados en los relieves renacentistas.


El habitáculo está cerrado por grandes cristaleras. En cada uno de los chaflanes se cincelan los relieves de cuatro apóstoles (no me fijé quiénes eran, ¡nervios, soy toda nervios!).





Sorprende en este coche la figura de la virgen María con el niño en su regazo situada en el techo. Nada tiene que ver ni en color ni en estilo con el resto del carruaje, así que se cree que es un añadido posterior.


En el tapón de radiador nos encontramos con una cruz. Sin duda, de todos los carruajes fúnebres que pudimos ver en el III Clasic Auto 2012 de Madrid, este es el que más simbolismo cristiano presenta.


M-36832, El Gloria
Un coche fúnebre ¡blanco! La historia de los colores del luto nos daría para una entrada propia. Aquí y ahora usamos el negro para expresar el dolor por la pérdida de un ser querido, pero ni siempre ha sido así, ni en todos los lugares del mundo el negro significa duelo. El Gloria es una carroza preparada para llevar féretros de doncellas y de niños. Tal vez por eso su color.


Los materiales que se usaron para esta carroza son acero, madera, cuero y caucho. Está montada sobre un chasis Latil tipo EAL serie 644.


El receptáculo se apoya en cuatro pilares bien nutridos en su ornamento y lo cierra cristales tallados con guirnaldas. Estos cristales habían desaparecido con el paso del tiempo y fueron colocados de nuevo tras la restauración.


Según nos contaba la cartela que acompañaba a la carroza, lo más interesante de todo el conjunto es el interior de la caja ataviado a modo de firmamento celestial con pájaros y flores (otra vez los nervios míos, ay, que ni me fijé). Por fuera, la verdad, tampoco es que tenga carencia de detalles.




El tapón del radiador es un angelito orante. (Soy fan fatal de los Jaguar y de Emily -la figurita alada de plata que llevan los Rolls-Royce-, los elefantes de Bugatti -¡solo seis en el mundo!- los antiguos leones de Peugeot), así que es casi inevitable fijarme en este tipo de elementos.)


M-26637, La Llorona
Miren e intenten hacer una conexión cerebral para relacionar esta carroza con otro monumento funerario...


¿Qué sería de un post sin su punto de misterio? Efectivamente La Llorona está engalanada con una figura idéntica a la que encontramos en la Sacramental de San Isidro en el túmulo de don Eduardo de Nueda y Santiago y doña Alfonsa Martínez Besada. No he querido tirar más del hilo en este sentido. Por ahora...


La Llorona está fabricada principalmente con madera, pero también tiene acero, cuero y caucho en su esqueleto. Está montada sobre un chasis Latil tipo MSAM.

Respecto a sus compañeras de exposición esta carroza llama la atención por la sencillez de su diseño, pero no nos engañemos, los detalles en madera tallada los encontramos por doquier si nos fijamos en la parte baja del coche y en sus llantas: conchas, acantos, flores, palmito, cenefas... La Llorona era de los coches fúnebres más fotografiados. Por algo será.



Su tapón de radiador es un ángel orante idéntico al que tiene El Gloria.


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Para construir este coche fúnebre se usaron acero, madera, caucho, tejido y oro. Está montado sobre un chasis Latil tipo B2 serie J3.


Se trata de un coche negro -aunque en la restauración se vio que el negro es un repintado- con receptáculo al aire sustentado por dos tipos de personajes. Al lado del conductor nos encontramos con dos águilas con cabeza de mujer de un claro estilo neo-egipcio.



En la parte posterior unos niños sujetando antorchas hacen de pequeños atlantes con una forma más cercana al Renacimiento.


El capó está profusamente nutrido de motivos florales y geométricos; y el techo piramidal está coronado por un angelito y circundado por pináculos en cruz griega tridimensional rematada por antorchas.



El capó ricamente acicalado está terminado por un tapón en forma de cruz grabada con profusión de detalles.



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Montado sobre un chasis Lincoln de 1928 este coche está fabricado con acero negro metalizado y madera a excepción del radiador en el que se utilizó bronce dorado.


El habitáculo posee una decoración abigarrada repleta de adornos florales que sirven de marco a tres ventanales ovalados desde los que se muestra el interior de la carroza.




Las figuras alegóricas aparecen en la decoración. La lechuza, señora de la noche. Los candiles, la luz que ilumina las caminatas de la Santa Compaña. Los leones como símbolo de protección divina...



El taponcito del radiador es una cruz con un pequeño labrado.



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Este último coche fúnebre que pudimos contemplar va montado sobre un chasis Studebaker nº 325109 y se fabricó con acero, madera, caucho, cristal y tejido.


El receptáculo está cerrado con varias cristaleras ovaladas rodeadas de rica ornamentación fundamentada esta en figuras tumbadas y ornato floral. El peso de la estructura está soportado por cuatro cariátides con forma de mujer con los brazos en alto.



En la parte del portachón trasero un escudo con águila bicéfala coronada hace las veces de ventanuco.


El capó del coche está ricamente engalanado. Las flores, como habrán podido observar, son el adorno más utilizado en estos coches.


En el interior tampoco falta ningún detalle. ¿Se han percatado del techo artesonado al estilo neo-mudéjar? 


Esta vez se me olvidó fotografiar el tapón del radiador. :-O Nervios, ¡nervios!

¿En cuál de ellas les gustaría dar el último viaje? Hmmmm, yo no sabría elegir... Por ahora me quedo con mi Golfillo verde destartalado del año de la pún. Señal de que aún estoy viva.

(*) Noticia sobre la creación del museo de los carruajes publicada en el diario ABC: miren en la tercera columna, hacia el medio.

Sugerencias para usted

11 comentarios

  1. Hola Calamity, a mi tambien me encantan los cementerios, si quieres pasate por mi blog, estare encantada de ayudarte en lo que pueda.
    Saludos
    http://camaraenristre.blogspot.com.es/2012/04/cementerio-de-san-amaro-3-parte.html
    tengo otros 2 del mismo y proximamente publico uno del siglo 19.

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  2. ¿Qué tal, Selene? Veo, poco a poco, que somos legión. Me acabo de pasar por tu blog (así deprisilla) y mola. El día menos pensado tengo que poner los links a bitácoras que hablan de cementerios y de temas relativos a la muerte que son estupendos.

    ¡Gracias por pasarte por aquí! Estás en tu casa.
    Cal.

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  3. ¡Estupenda entrada! Me he quedado extasiado con tus fotos llenas de detalles y profusamente explicadas. Aunque conocía dichas carrozas, el volver a verlas tratadas con tanto cariño me ha provocado un "Stendhalazo".

    Un abrazo.

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  4. ¡Gracias, Ksawery! El tema de los detalles es porque me flipan los coches y estos son francamente especiales. No es que sus chasis y los motores que contienen sean la bomba (no he querido ya entrar en esos detalles que sería más una entrada de mecánica que de arte funerario), pero son impresionantes así de cerca. ¡Qué os voy a decir a vosotros que no sepáis ya!

    Yo también sufrí un stendhalazo... Anda que no le di la vara al del stand de los Jaguar para que me dejara conducir un poquitín un XK 120 o un E-Type... O un Porsche 911 Silver Edition del 75... Casi muero.

    Besotes para los dos.
    Cal.

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  5. ¡Que pasada de entrada amiga! es para alucinar, que trabajos más delicados y perfectos. La fotógrafa se a lucido:-)
    Un abrazo

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  6. ¡Gracias, Mar! Si te digo la verdad, me puse tan nerviosa viendo todos los coches que no era capaz de atinar. De algunos coches me faltan un montón de detalles. Pese a ello están fotografiados más o menos todos.

    A ver si los de la Almudena me dan veto para ir a su cementerio con trípode y tiempo y hacer un repor fotográfico en condiciones.

    Un besazo, guapa.

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  7. Excelente post, felicidades Miss Calamity. Es una pena que en dichos coches solo se agá un viaje (o muchos, si trabajas en la funeraria), aun así son espetares. Ellos en si mismo componen un excelente monumento funerario, mas trabajado que algunas estatus de los cementerios, e incluso, algunas que no lo están en ellos y se consideran “grandes monumentos”.

    A mi, personalmente, el que mas me a gustado, y llamado la atención; tanto por su sobriedad como el estilo, es la Llorona. Siendo el más sencillo, es desde mi punto de vista, el que mejor capta ese momento. Tampoco hay que olvidar ese aura de misterio que envuelve a la estatua que pica la curiosidad, haciéndolo mas atractivo, si esto es posible.
    Final mente, uno se hace la pregunta de “¿Para quién están hechos estos choches?” y uno se sorprende si razona la respuesta. Para el difunto, para los familiares y amigos del difunto, no si son hombres y mujeres de bien estarán pensando en el difunto y en los detalles del coche; el pueblo, la plebe tan separada del nobel, que contempla el cortejo, es finalmente quien contempla los detalles. Ahh, me olvidaba, y nosotros los amantes de este arte.

    Habría que comentar mucho más, pero falta tiempo. Mis más sinceras felicitaciones, como siempre no defraudas, y como dice el dicho: lo bueno se hace esperar.

    Un saludo. Helevort.

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  8. Gracias, Helevort. Uno de ellos -no recuerdo cuál- iba a conducir a Tierno Galván al cementerio, pero al final se utilizaron otras carrozas. Pero no sé más, no sé a qué cuerpos ilustres han llevado (claro que podría empezar a mirar por ahí, pero en principio quiero dejar este post así, con sus interrogantes).

    Cuando abrí la sección "la muerte nos iguala a todos" desde luego lo hice con ironía. No, la muerte no nos iguala salvo en el hecho de que todos moriremos. Hasta en los cementerios existen clases.

    A ver si desde la Almudena se arriesgan de verdad y abren el museo. Sería una forma excelente de acercar la muerte y quitarle ese aura de misterio al común de los mortales.

    Un fuerte abrazo.
    Cal.

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  9. Hola a todos.
    Cosas del destino, que a veces es él quien te persigue, acabamos de ver en casa un maravilloso reportaje sobre el doctor Gregorio Marañón y ¡cosas! en su cortejo fúnebre iban dos coches. El primero de ellos llevaba las flores, pero el segundo -el que portaba el féretro-, no era otro que el M-42095, el coche de, por llamarlo familiarmente, de las plañideras-cariátides. :-) En esta fotografía de El País, se puede entrever un poquito. Y en este vídeo del NO-DO colgado en Youtube también se ve unos segundos.

    A ver si los señores de la Almudena se deciden y les puedo hacer más preguntas sobre estos coches tan únicos.

    ¡Feliz comienzo de semana, bloguers!

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  10. Gracias, Desde la Terraza. Nos conocemos del blog de Mar, ¿verdad? Creo que sí. Bienvenido.

    Me pillas justo redactando el próximo post que espero le guste tanto como este.
    Saludos.
    Cal.

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