Sabrán ustedes que en este blog es verdadera la devoción que hay por Benlliure, ¿no? ¿Que no lo saben? ¡Válgame el cielo! Aquí les pongo uno, dos y tres enlaces, para que vayan abriendo apetito. Pero si están perezosones y no les apetece ir saltando de link en link, quédense aquí, que voy a intentar hacer un resumen con las obras funerarias del escultor valenciano que supusieron un antes y un después en esto del arte funerario.
[El siguiente post —post larguito, no les engaño— complementa una charla informal que ofrecí el pasado 26 de febrero de 2023 con motivo del VII Ciclo de Conferencias del Grupo para la Difusión del Patrimonio Funerario. Aquí dejo el link a YouTube (a partir del minuto treinta y dos, más o menos), por ponerlo fácil, ea. Dicho lo cual, ¡vamos al lío!]Envidiar sin nobleza, atacar sin piedad a cuanto ha sido grande en el Arte: tal es su lema. De ahí que en sus obras se reflejen (…) las tristezas de su espíritu, y huyan de su pincel y de su buril la poesía y la alegría del alma, que engendraron siempre la belleza.El anarquismo en el Arte. M. B, 1901.
Señalo esta frase por curiosidad y para reafirmarme en la tesis desde la que he basado todo este post, la tesis de la contradicción puesto que dicho discurso, tan académico y conservador, se pronunció por la misma persona que fue —entre otros muchos cargos— director del Museo de Arte Moderno de Madrid, que fue autodidacta y que incorporó en sus obras —entre otros muchos recursos— la importancia de la luz y la sombra, los motivos cotidianos, la infancia, la naturaleza.
Pese a todo, aunque la luz, la cotidianidad, la naturaleza son rasgos inequívocos de parte del Impresionismo, no se puede decir que Benlliure fuese impresionista, porque sería faltar a la verdad. Pero tampoco podemos quedarnos con la clasificación habitual y simplista que lo sitúa dentro del monumento público y el retrato, dentro del academicismo y el realismo y no ve más allá.
No obstante es fácil caer en la generalización a la hora de describir la obra de un artista tan prolífico y que vivió tantos años. Cuando Benlliure vino al mundo, en 1862, imperaba el Neoclasicismo y las Academias (así con mayúscula) aún imponían sus normas. A su fallecimiento, en 1947, habían nacido y muerto gran parte de las vanguardias europeas.
Entonces… ¿me estás diciendo que pese a su discurso Benlliure rompió con lo anterior? Por supuesto, pero sin estridencias. O tal vez sería más correcto decir que fue precisamente Benlliure quien supo traer a su presente todo lo que se había estado haciendo hasta el momento para reformularlo por completo sin que ni usted ni yo —profanos en estos menesteres— nos diésemos cuenta.