La damnatio memoriae que no existió. El Cementerio Civil de Buñol (València, España).

agosto 31, 2022

Poco antes de terminar la Guerra Civil Española, a finales de 1938, Franco dictó una ley en la que se conminaba a los dueños, administradores o encargados de cualquier tipo de monumento funerario a hacer desaparecer en dos meses cualquier inscripción o símbolo de tipo masónico o de cualquier otra naturaleza que fueran hostiles u ofensivas a la religión católica. Sorprende que, a pocos kilómetros de una de las fosas comunes más grandes del país —la de Paterna—, existiera un lugar en el que se pasó por alto tanto esta norma como la negación de una despedida final digna al que pensaba diferente de lo reglamentario. Estoy hablando del Cementerio Civil de Buñol.



En el último miércoles de agosto (como hoy, por ejemplo) las televisiones del país se verán inundadas de gente pasándoselo pipa en la fiesta de la Tomatina. Pocos de los que se acerquen hasta Buñol se marcharán siendo conocedores de uno de los secretos mejor guardados de la comarca: el cementerio español con mayor concentración de tumbas de masones, librepensadores, republicanos y de partidos de izquierdas que consiguieron burlar la cruzada contra el comunismo y el complot judeo-masónico que ordenaba la dictadura franquista.  

Pero para eso estoy yo aquí. 

Empecemos por el principio, es decir, por el siglo XIX, padre de casi todas las necrópolis modernas que han llegado hasta nuestros días. Fue en 1886 cuando Joaquín Ballester Vallés, alcalde de la ciudad, mandó levantar un nuevo cementerio a las afueras de Buñol puesto que el antiguo, intramuros, se había quedado pequeño tras múltiples epidemias de fiebre amarilla, cólera y viruela.

Con una visión adelantada para la época, Ballester ordenó construir dos recintos con igual importancia dentro del mismo emplazamiento. La mitad derecha sería un camposanto al uso. La izquierda, un cementerio civil. Una tapia, tirada abajo años después de la Transición, sería lo único que separaría al uno del otro.

Entrada al cementerio civil de Buñol
Puerta del Cementerio Civil.

Entrada principal al cementerio municipal de Buñol
Puerta del Cementerio Municipal, en la actualidad haciendo la función de puerta principal.

Hasta entonces los pocos cementerios civiles que existían en el país eran destino de suicidas, niños sin bautizar y otras vergüenzas familiares que se echaban al olvido en estos recintos. Sin embargo el civil buñolero nació con toda la dignidad del mundo. ¿Qué le pasó por la cabeza a este alcalde para llevar a cabo semejante hazaña?

Zona más antigua (y más deteriorada) del cementerio civil, anteriormente tapiada con un muro del que solo se conserva parte de su faldón, ahora haciendo las veces de fronda.

FÁBRICAS DE PAPEL, CONCIENCIA DE CLASE Y LA LOGIA DE LOS 11 HERMANOS

Buñol, ubicada a modo de puerta entre la meseta manchega y el Mediterráneo, es una localidad de tradición progresista. En el mismo siglo XIX más de un tercio de la población ya se declaraba laica. A principios del XX existía un republicanismo muy arraigado entre sus gentes. Antes de 1936, la extrema unción era un sacramento de rara aplicación, un cuarto de la población era atea, no se bautizaba a casi la mitad de los recién nacidos y la mitad de los matrimonios eran civiles.

El germen de esta rareza se halla en la temprana industrialización de la zona a manos de capital foráneo, que se fija en la Hoya de Buñol-Chiva para levantar allí sus, sobre todo, manufacturas papeleras y más tarde cementeras. Este fuerte florecimiento del segundo sector provocó entre los trabajadores una hipersensibilización hacia el ideal liberal de la época así como el surgimiento desde dentro de las fábricas de los primeros movimientos obreros antes de que el calendario marcase el año 1900.

Añadido a todo lo anterior hay que mencionar la creación en el año 1891 por parte de once vecinos de la Logia número 120 de los Once Hermanos. Francisco Perelló Hidalgo, uno de los fundadores, sigue inhumado en el civil buñolero, aunque no se pueda ver su lápida —con las clásicas escuadra, compás y estrella flamígera— porque el grupo de nichos donde se encuentra se hundió hace un tiempo y está pendiente de restauración por parte de Patrimonio.

Nichería más antigua del cementerio civil de Buñol, actualmente en espera para su restauración.
Nichería más antigua del cementerio civil, actualmente a la espera de las obras de restauración. En esta sección se encuentran las sepulturas más antiguas, incluida la de Perelló Hidalgo, cofundador de la Logia de los Once Hermanos (para ver una fotografía del estado de la galería antes de que la taparan, pinchen en este link.)

Lápida funeraria de Francisco Perelló Hidalgo, con símbolos claramente masónicos en la parte superior.
Lápida funeraria de Francisco Perelló Hidalgo.
Fotografía cortesía de © José Medard Ruiz.

Otro personaje importante dentro de la logia que conserva su lugar de reposo eterno en el cementerio es Francisco Hernández Gilabert, al cargo de la masonería de la comarca durante más de veinte años, líder del movimiento republicano y librepensador.

Lápida de Francisco Hernández Gilabert.
Lápida de Francisco Hernández Gilabert.

Y, como habrán podido imaginar, el mismo promotor de la idea, el alcalde Ballester Vallés, también fue masón y también está descansando allí, en un lugar privilegiado a caballo entre las dos necrópolis. 

Sorprende un tanto que, pese a que en la época en que falleció Ballester todavía no existía la persecución por parte de las autoridades de los grupos que no abrazasen la fe católica (aunque sí de parte de la Iglesia, que nunca ha sido muy amiga de la masonería), la tumba no posea símbolos abiertamente masónicos aunque sí se aprecien dos tímidas columnas de Hércules o Melkart flanqueando el monumento. 

Panteón familiar de Joaquín Ballester Vallés, alcalde fundador del cementerio civil de Buñol
Panteón del fundador del cementerio y su esposa. La cruz en lo alto del frontispicio, que nos puede llegar a confundir, se asocia a la cruz de tres brazos triangular propia de la masonería. 

Detalle de la lápida de Joaquín Ballester Vallés, alcalde fundador del cementerio civil de Buñol
Detalle de la lápida de Joaquín Ballester Vallés y señora. Ramas de acacia abrazando una cruz latina. Los símbolos cristianos y masónicos se mezclaron en no pocas ocasiones para suavizar las posibles represalias que pudiera tener la familia del difunto o simplemente porque el difunto, además de masón, también era creyente.

El pequeño panteón situado en el eje principal del primigenio cementerio municipal fue mandado hacer unos treinta años antes de ser ocupado por su ilustre morador y es considerado la primera gran tumba masónica del cementerio, aunque, como señalo líneas arriba no lo parezca a primera vista. Por su situación (en medio del todo el tinglado, a derechas e izquierdas, y en diálogo directo con las dos sepulturas masónicas más imponentes de toda la necrópolis que les mostraré un poquito más abajo), por las columnitas, por la cruz triangular, por las ramas de acacia...

Durante esta primera época del cementerio civil de Buñol se llegó a tener el registro de unas ochenta lápidas masónicas, sin embargo en la actualidad conserva solamente unas cuarenta sepulturas de maestros. Algunas de ellas son de factura moderna, seguramente para sustituir otras antiguas en malas condiciones y que ojalá no hayan terminado en la escombrera municipal.

Nada más atravesar el espacio donde estuvo el antiguo murete de separación, se aprecian las tumbas nobles de la parte civil. Las dos más espectaculares con iconografía masónica.

Columna rota o de talle partido, símbolo funerario masón por antonomasia. La lápida está tan deteriorada que fui incapaz de leer a quien pertenece.

Pilastra conservada del panteón de Joaquín Simón Carrascosa y Carmen Sánchez Cortés. Se asocia con la Columna Jakin, tótem masónico por excelencia, que adquiere diferentes significados según el investigador que se consulte.

Resto del panteón con las laudas de Joaquín Simón Carrascosa y su cónyuge Carmen Sánchez Cortés, ambos Maestros Venerables Masones de grado veinte. 

Más modesta y anejada a la pared del recinto. Es una particularidad del cementerio buñolero tanto en su parte civil como en la confesional, que abre hornacinas en las paredes decoradas con diversos elementos, cruces y lápidas sencillas sobre todo.




Tibias cruzadas y calavera. Podríamos confundirlo con un memento mori, pero el estudio del resto de elementos (por ejemplo la flor de pensamiento), nos hacen ver que estamos además ante una tumba masónica.







Aunque el predominio de enterramiento se lo llevan los nichos, en Buñol también encontramos algunas tumbas de tierra.







Algunos nichos de diseño más moderno. Posiblemente sustituciones de anteriores lápidas deterioradas o rotas (y que espero se catalogaran antes de tirarlas; o, mejor, que no las hayan tirado).




Yo de mayor quiero ser como Rafaela y Eliseo <3


Aunque nos desviemos un poco del tema que nos ocupa, señalar que la importancia de la masonería dentro del cementerio civil de Buñol es tal que en 1995 se colocó a modo de homenaje un obelisco con forma piramidal jalonado de simbología masónica, regalo de cuatro Obediencias Masónicas de diferentes puntos de Europa. 



LA CRUZADA DE FRANCO CONTRA MASONES Y LIBREPENSADORES

En el inicio de este post señalo una ley, publicada en plena guerra, en la que se apremia a las gentes a la destrucción de cualquier símbolo que no tuviera que ver con la fe católica, la fe a la que se adscribió la dictadura franquista. Pero no fue la única.

En 1940 se dictó otra ley con un nombre que dejaba poco margen a la imaginación: la Ley de Represión de la Masonería y del Comunismo. No era una norma de larga extensión, pero sí tajante. Quedaba completamente prohibida, bajo pena de muerte en casos extremos, cualquier manifestación que no armonizara con los preceptos de la religión católica. Lo mínimo que te podía pasar si te pillaban en una de estas, es que te hiciesen abjurar de tus ideas. 

La mayoría del territorio español sufrió una moderna damnatio memoriae en la que se arrancaron todos los símbolos masónicos, comunistas y de ideologías de izquierdas que pudieran molestar al nuevo régimen. En cambio en Buñol se optó por otra estrategia muy diferente que consiguió burlar ambas leyes, pero ¿cómo se logró tal gesta? 

Se trató de una combinación de factores. El de mayor importancia, posiblemente, fue que más de la mitad de la población de la ciudad no se encontraba en el bando de los vencedores y que eso aseguró cierto respeto por ambas partes, no fuera a ser que se liase una más gorda por un quítame de ahí esos triángulos y esos compases. 

A esto hay que añadir que la autoridades competentes de la localidad informaban con poca pasión al Gobernador Civil sobre estos asuntos y que, en fin, la gente no es tonta y, si bien el común de los mortales conoce que el compás y la escuadra y el triángulo delta se asocian a la masonería, y que la hoz y el martillo al comunismo, pocos entienden que una rosa o unas hojas de acacia también tiene su significado para el iniciado como masón, y que de toda la vida unas espigas de trigo han sido cosa asociada a la izquierda. 

Es decir, se cambiaron unos símbolos por otros menos evidentes, o se entremezclaron con cruces cristianas para contar la misma historia. De todas formas, cuidado con la iconografía funeraria porque no es tan simple y, si no se analiza bien el contexto del difunto, se puede perfectamente confundir la tumba de un labriego con la de un comunista.

Anarquismo

Comunismo



Republicanismo

Pacifismo (?)

Después de tanto símbolo más o menos conocido, en mis paseos por el campo funerario buñolero me picó la curiosidad al encontrarme con un dibujillo abstracto —a mi entender— con cierto aire egipciaco que aparecía en varias sepulturas, todas ellas sin lápida pétrea. ¿Qué significará...? Me encantaría creer que algo relacionado con las sociedades secretas, aunque también pudiera ser la marca del pintor de las tumbas o del enterrador para, qué sé yo, avisar del vaciamiento de los nichos para dar cabida a nuevos inquilinos, ¡quién sabe! 

¿Alguien por la blogocosa que pueda arrojar luz sobre este asunto? 👂🏻👂🏻





MÁS ALLÁ DE LA MASONERÍA

Aun a riesgo de pecar de pelma no puedo cerrar este post sin comentar que el cementerio de Buñol, aunque recoleto, daría para ríos de tinta porque no solo de ideología vive el hombre y en nuestras cabezas habitan otros desvelos humanos. 

Los oficios, las aficiones —particularmente la música, muy bien representada en la necrópolis con los escudos de las dos bandas locales y rivales los Litros y los Feos— y, en fin, la fe católica se hacen patentes por doquier, sobre todo desde que cayó el muro que los separaba al civil y al municipal haciendo de todo uno (no sin las quejas de algunos vecinos que vieron cómo los símbolos religiosos se iban colando en donde antes solo hubo laicismo y viceversa).

Por no aburrir, les remito al blog, siempre admirado, de Toni Larrosa y Esther Celma sobre el cementerio de Buñol para que aprecien piezas funerarias en este sentido.

Y... LA SORPRESA

Eso sí, no puedo irme sin mencionar, aunque sea con una pincelada, dos tumbitas que más me llamaron la atención, por lo particular de su hechura: dos cruces de cerámicas ¡manuscritas! :-O

Sí, allá al fondo, sobre la tapia, prácticamente escondidas están <3



Se trata de las sepulturas de Agustina Pérez y el niño Paquico Pérez con dos epitafios rimados por el hermano, de nombre Vicente (y esposo además de Agustina), del poeta local Francisco Morán Badía y que se hallan fuera del recinto civil, pegados a la parte del muro que todavía queda en pie.

Como ven hay vida más allá de la Tomatina. Háganse un regalo: paseen por este singular cementerio valenciano, si tienen ocasión. Aquí solo he hablado de masones y gente de izquierdas, pero ni se imaginan la de secretillos que albergan sus paredes...

Nos veremos ¿pronto…? Espero que sí 🤞🏻
Cal.

Cementerio Municipal de Buñol
Carretera de Godelleta, s/n
46360 Buñol (València, España)
H_ L, M, J, V de 9:30 h a 13:30 h — S, D de 9:00 h a 13:00 h — X, cerrado
 

Notas al margen_
1_ Si usted, querido lector, ve en alguna de las imágenes que forman este post a un familiar que no desea que aparezca, sólo tiene que escribirme un email a missscalamity(at)yahoo(dot)es y lo pixelizo o hago desaparecer directamente. 

If you see some pics of yours in this post and you have any issue with that, feel free to drop me a line at missscalamity(at)yahoo(dot)es and let me know.

2_ Desde hace unos cuantos posts no suelo incluir la bibliografía y webgrafía que utilizo para documentarme por no alargar más la extensión de las entradas (que se enfada el algoritmo, jajaja). Si están interesados en ella, no duden en escribirme un email a missscalamity(at)yahoo(dot)es y se la haré llegar con sumo gusto.

3_ Agradecer a José Medard Ruiz, arqueólogo y guía buñolero, su infinita paciencia conmigo y el préstamo de alguna de la imágenes que ilustran esta entrada de hoy, así como la transcripción del texto de las cruces cerámicas.

Una recomendación: si la agenda se lo permite, no se pierdan las visitas guiadas que José hace tanto por el cementerio civil de Buñol como por el imponente castillo de la localidad entre otros lugares de la zona.

Sugerencias para usted

3 comentarios

  1. Gracias Marisa, me encanta la entrada. Un lujo que hayas dedicado parte de tu escaso tiempo a escribir sobre mi/nuestro cementerio. A tu disposición cuando quieras/puedas acercarte al Maset ( pero solo de visita). Un abrazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
  2. Aún queda mucho que rascar en este cementerio, si te animas/puedes estaría encantado de colaborar contigo en excavar en sus secretos.

    ResponderEliminar
  3. Uy, sí, esta entrada no es nada para todo lo que tiene el cementerio de Buñol. Me encantó el tema de las «horas fatales», del que no hablo ni media palabra, o darme un buen paseo por la parte no civil, que también tiene miga (y alguna lápida maravillosa).

    Para otra vez ;-)

    ¡Gracias por toda tu ayuda, José!

    ResponderEliminar

Eso que está pensando, aún no lo ha comentado nadie...

Apoyamos la Ruta Europea de los Cementerios