Panteón de Mujeres Ilustres. 
Ruta Especial de las Mujeres del Siglo XIX en la Sacramental de San Isidro, Madrid (España).

marzo 20, 2018

Les va a parecer un razonamiento de perogrullo: en la mayoría de lugares de reposo eterno, que no en todos, alrededor de la mitad de sus pobladores son, o mejor dicho, fueron mujeres. Y, al igual que sucede en vida, tras la muerte gran parte de ellas permanecen en el olvido, incluso habiendo llevado una existencia ejemplar o ilustre o, por qué no, extravagante.


Una vez más en San Isidro se han postulado como adalides del tanatoturismo capitalino ofreciéndonos como una actividad más dentro de las organizadas alrededor del 8M una ruta en la que exclusivamente se habló de féminas, de sus anhelos, de sus logros y de cómo esto que ahora parece una moda – el feminismo – es una lucha social (añado que transversal) que viene de muy lejos.


Hoy voy a dejar al margen el arte para contarles a ustedes lo que Ainara Ariztoy, que tenía ganas infinitas ya de disfrutar de una de sus exposiciones, nos contó a nosotros sobre aquellas que pusieron en el pasado muchas de las baldosas por las que hoy transitamos. Un resumen de lo hablado, simplemente, porque lo interesante es que acudan a la ruta, que se deleiten en vivo y en directo.



Uno_ Marisa Roësset, Lola Rodríguez y las Sin Sombrero.

Estoy convencida de que sabemos de quiénes hablar cuando se nos menciona a la Generación del 27. Permítanme que les dé unos nombres que no suelen figurar en la lista: Rosa Chacel, María Zambrano, Maruja Mallo, María Teresa León... Quizá como apelativos sí que les suenen, pero no sabrían situarlos dentro del 27, ¿me equivoco?

A mí también me pasaba hasta que un día me topé con un reportaje del programa Imprescindibles de RTVE en el que hablaban de unas mujeres que desafiaron las normas de la época con algo que a priori nos puede parecer hasta pueril: mostrarse en público sin sombrero. Desgraciadamente fue ese detalle el que las hizo pasar a la historia del momento y no su enorme talento como artistas de todo tipo (pintoras, escritoras, escultoras, poetas, filósofas, etcétera)... hasta hoy.

En la sacramental están descansando juntas para la eternidad la pintora Marisa Roësset (prima de la algo más conocida Marga Gil Roësset) y su pareja Lola Rodríguez, dentro del panteón familiar de la última de ellas.

Ángel en bajorrelieve que decora la lápida, obra de  del escultor Jacinto Higueras Cátedra.
Marisa fue de las pocas sin sombrero que al estallido de la Guerra Civil no se exilió y que consiguió sortear los avatares de la dictadura trabajando incluso a veces para sus instituciones (ya saben lo que dice Sun Tzu de los enemigos, que cuanto más cerca, mejor).

Se dio a conocer como artista plástica sobre todo dentro de una institución pionera para su tiempo, el Lyceum Club de Madrid, situado en la Casa de las Siete Chimeneas, con la que a pesar de no ser socia, estuvo muy vinculada. Es una pena porque durante los años de la guerra y de la posguerra los poderes del momento se encargaron de borrar minuciosamente todo el legado de esta maravillosa sociedad femenina en la que, al contrario que sus homónimas masculinas, no tenía vetado la entrada de otros géneros.


Les animo desde ya a que tiren del hilo y conozcan la historia de estas fantásticas mujeres de la Vanguardia española y las lean, vean y admiren.


Dos_ Ángela Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy, duquesa de Denia.

No es la primera vez que doña Ángela de Medinaceli aparece en este blog (1 y 2), pero nunca lo había hecho siendo su persona la protagonista de lo escrito.

El panteón de los duques de Denia o lo que queda de él tras la Guerra Civil. Uno de mis favoritos del camposanto, sobre todo por lo que atesora entre sus paredes... Por recordar, la obra es del escultor Mariano Benlliure.
La duquesa de Denia fue conocida en la época que le tocó vivir como una mujer que hizo lo que le dio la real gana. Organizaba fastuosos bailes de disfraces en su palacio de Madrid (el actual Hotel Palace) en los que aparecía vestida como sirena o Reina de Saba sin importarle el qué dirían. También promovía animadas tertulias literarias a las que tenían vetada la entrada las mujeres porque se aburrían (por muy adelantada que fuese, no dejaba de ser hija de su tiempo).

Tengo cientos de fotos de este bellísimo monumento funerario y siempre que vuelvo a verle, me encuentro con detalles nuevos, como el corpiño labrado de la estatua yacente de doña Ángela.
¡Había una luz tan, tan, tan alucinante que no se podía aguantar! 
Pero no nos quedemos con el detalle negativo porque esta mujer contribuyó a la recuperación de la zona de las Navas del Marqués (Ávila), cuando, enamorada del lugar, se hizo construir allí un chalet, coto de caza incluido y, ojo, ¡con acceso ferroviario! a la vez que abrió de motu propio una empresa para explotar la producción de resina de los pinos negros de la comarca, vamos, que fue lo que hoy denominaríamos una emprendedora, pero a mediados del XIX, cuando a las mujeres detentaban el derecho de ser empresarias.

En su vida sentimental también innovó. Años después de fallecer su primer marido, contando ya con sesenta y seis años, se casó con un hombre más joven que ella, asiduo noble de sus tertulias literarias (su historia de amor aquí).


Tres_ Josefa Tudó y Catalán.

Otra habitual de ¡La Muerte os sienta tan bien! y no es para menos. No me entretendré demasiado en contarles su periplo vital de nuevo (pueden leerlo en la historia número diez de este post), pero sí les recomiendo, al igual que Ainara nos recomendó primero a nosotros, que echen un vistazo a las cartas que ella le escribía a Godoy donde se muestra el lado más humano, más maternal y más entrañable de Pepita.



Cuatro_ Amalia Teresa Ramona de Llano y Dotres Chávarri y Gibert, condesa de Vilches.

Saben (y si no se lo digo yo ahora mismo) que soy muy fan de la sacramental de San Isidro madrileña, así que es fácil que me repita en alguna de las maravillosas historias que nos cuentan en sus siempre recomendadas rutas.

Eso me pasa con Amalia (historia doce, aquí). Aunque profundizaré algo más hoy en su vida ya que toca hablar de la mujer y no tanto del lugar donde reposa eternamente (para goce de nuestros sentidos), el panteón de los Marqueses de Almonacid.

A mí este par de leones me tienen sorbido el seso. ¿Alguien en la sala que sepa indicarme el autor (*)?
Amalia prestó su ovalada faz y la diagonal postura para que Federico de Madrazo pintara el más famoso retrato del Romanticismo español. Pero detrás de esa sonrisa giocondesca y del escándalo que el cuadro supuso, juicio incluido, se esconde una intelectual española del siglo XIX que, adivinen, no trascendió como tal en los libros de Historia.

Al igual que su compañera de post y vecina de camposanto doña Ángela de Medinaceli, Amalia organizaba distendidas tertulias literarias (desconozco si dejaba o no entrar a mujeres) y representaciones teatrales dentro de su casa. Incluso se aventuró con el oficio de escritora llegando a publicar en vida dos novelas con nombre de mujer: Berta y Lidia.


Cinco_ María Josefa Arteaga Silva Carvajal y Téllez de Girón, marquesa de la Torrecilla.

Una de las sorpresas que me deparó esta Ruta de las Mujeres fue poder visitar por dentro el soberbio panteón de los Marqueses de la Torrecilla en el que no había entrado jamás.


(La GRAN sorpresa, perdonen que me desvíe del tema, fue ver al ángel de Perinat restaurado, con su teta, su pierna, su brazo y sus dedos nuevos.)

Josefa, marquesa de Almonacid en plena época de la Restauración Borbónica, entra a formar parte de este grupo de selectas señoras compartiendo vecindad perpetua porque fue una de las principales lideresas, junto con su amiga la princesa Sofía Troubetzkoy, de la Rebelión de las Mantillas. Sí, para todos aquellos que dicen que toda revuelta es per se agresiva, decirles que estas mujeres de la aristocrática Madrid del XIX no hicieron otra cosa que plantarse una mantilla prendida con un alfiler con forma de flor de lis en sus patricias cabelleras mientras daban el típico paseo vespertino por el Paseo del Prado como señal de disconformidad con la subida al trono de Amadeo I de Saboya en detrimento de Isabel II de España y su hijo Alfonso.

Preciosos lucillos y tapas neogóticos. Para que puedan comparar, el de la izquierda está vacío (sin grabar, sin escudo, sin cerrar...).
Epitafio de la marquesa de la Torrecilla. Me encantan los ampersands que ponen los calígrafos al final cuando el espacio no da para tanto texto.
Uno de los simpáticos leones sobre los que se sostienen las cajas.
La protesta se fundamentaba en que la mantilla era por aquellas fechas una prenda demodé, aunque a la vez seguía siendo parte del atuendo típicamente español. Y la flor de lis, en fin, emblema de toda la vida de la Casa Borbón. Para que luego digan que la moda es pura frivolidad. ¡Ja! En este caso fue casi, casi cuestión de Estado.


Seis_ María del Carmen Hernández Espinosa de los Monteros, duquesa de Santoña.

En este punto de la ruta tomó la palabra Ana María Guzmán por unos instantes para hablarnos con gran sentimiento de una mujer de veras digna de admiración. Tal y como contaba la nueva presentadora, muchos de los niños madrileños le deben la vida a la duquesa de Santoña.


Al margen de una vida plagada de episodios luctuosos y final trágico, Mariquita – que así le llamaban cariñosamente sus conocidos – administró de forma inteligente el patrimonio de su segundo marido creando la azucarera Las Tres Hermanas y dirigiendo el Balneario de Lanjarón por sí misma.

Pero sin duda esta mujer ha de pasar a la Historia con mayúsculas por su amor hacia los niños. Tan es así que gracias a su patronazgo se funda en España la primera institución hospitalaria de asistencia exclusiva para los pequeños en la que trabajó entre otros Mariano Benavente, considerado el primer médico pediatra español. Nos estamos refiriendo al capitalino Hospital del Niño Jesús, claro.

Ah, y si alguna vez les ha tocado algún pellizco en el Sorteo del Niño, ya saben a quién se lo pueden agradecer (a todos nos gustaría tener miles de flores en nuestra lápida, ¿no?).


Siete_ Amalia Ramírez.

Dejamos a un lado el mundo de la alta alcurnia para adentrarnos en el del Arte de nuevo. Amalia Ramírez, si son admiradores de la Zarzuela quizá lo sepan, fue una de las más destacables cantantes líricas del XIX en España. Es una lástima que no se conserve ningún documento sonoro de la época porque debía de ser un deleite escucharla. Estando como estudiante en el Conservatorio de Madrid ya se la conocía como La Perla del ídem.


El hecho de decantarse por el género Zarzuela en menoscabo de la Ópera (más en boga en tales fechas) ya nos hace empezar a comprender el carácter contestatario de Amalia. Dicha rebeldía se hizo más patente el día en que los autores españoles de las canciones de su repertorio, descontentos con una gira por Andalucía que le estaba llevando demasiado tiempo, decidieron prohibirle el uso de sus creaciones. Amalia no se achantó ante tamaña amenaza y contrató a traductores para que le transcribieran al castellano los textos de las canciones de moda italianas configurando así una nueva set list ajena a los celos de los autores patrios.


Ocho_ Encarnación López, La Argentinita y Pilar López, su hermana.

Señores, señoras: por primera vez nos encontramos en el patio sexto o del Santísimo Sacramento de la Sacramental de San Isidro (aplausos, ¡aplausos!). La razón es de peso: aquí moran las hermanas López, bailaoras y coreógrafas culpables en gran medida de que el Flamenco sea nuestra música folk más conocida alrededor del mundo.

Que sí, que tienen ustedes razón: debería de haber quitado el contenedor, pero es que no podía perderme la siguiente parada. El patio sexto merece un buen paseo sosegado de los míos, hmmm....
Quiero hacer hincapié en que son las dos hermanas porque Ainara así nos lo transmitió con sus palabras. Pilar, la que estuvo toda la vida a la sombra de la estrella rutilante, La Argentinita, también fue una grande del flamenco hasta el último día de su vida siendo maestra de, por ejemplo, Antonio Gades.

Larga y sustanciosa es la historia de Encarnación ya que, a pesar de fallecer relativamente joven, también es cierto que se subió a las tablas siendo todavía una niña de tal modo que le tenían que poner postizos en las caderas y en el pecho para poder participar en los concursos de talento de la época.

Retrato de La Argentinita, dentro del panteón. Cuenta la leyenda que, a veces, cuando el Sol ilumina el interior, los ángeles que custodian la escultura bailan flamenco :-D
De nuevo aparece por este post la Generación del 27. Fue García Lorca quien pidió a La Argentinita que pusiera voz, castañuelas y taconeo a sus célebres recopilatorios de canciones de cuna españolas conocidos por todos con el nombre de Colección de Canciones Populares Antiguas, por citar sólo uno de los grandes logros en la carrera de esta gran artista.


Nueve_ Margot Shelly Ruiz de Lihory.

En Madrid tenemos una tonadilla para atemorizar a los chiquillos que habla de una vieja que corta las manos de quien no se porta bien. Como sucede con la mayoría de este tipo de canciones populares, el origen de sus letras parte de una realidad a la que se le han ido añadiendo numerosas fantasías, aunque en este caso sea al revés ya que la historia, real como la vida misma, supera con creces a la letra de la copla.

La vieja cortamanos no es otra que Margarita Ruiz de Lihory, madre de Margot Shelly Ruiz de Lihory, moradora mutilada de este pintoresco nicho.

Aún sin nombre ni ningún indicador que nos diga quién es su inquilina, a este nicho no le suelen faltar nunca flores.
Salió en la portada de El Caso a principios de febrero de 1954 y por lo visto las fotografías del suceso eran tan truculentas que la censura no permitió su publicación. Margarita, a la muerte de su hija, que consideraba santa, le amputó diferentes partes de su cuerpo – entre ellas la mano – para quedárselas como prenda.

Ajá. Así que hemos estado hablando de artistas, filántropas, cantantes líricas, bailaoras, emprendedoras y ¿terminamos la ruta con una mujer cuyo logro fue aparecer en una portada censurada de El Caso? Sería una pena quedarnos sólo con la triste anécdota que marcó el final de la vida de nuestra Mata-hari...

Hablar de Margarita Ruiz de Lihory es hablar del tema de la mano, de acuerdo, pero también de una mujer que a principios del siglo XX conducía coches, fumaba en público, fue abogada, enfermera, pintora, corresponsal (como tapadera en sus labores de espionaje) en la Guerra del Rif, madre de cuatro hijos y amante – que se sepa – de Muhammad ibn Abd-el-Krim, Miguel Primo de Rivera, Manuel Aznar, posiblemente de Francisco Franco en sus tiempos mozos y también de Henry Ford...

(Queridos señores/as que hacen películas/series: queremos una de la señora Ruiz de Lihory ya mismo. Me dirán que no están ante un jugosísimo guión, ¿o qué?)


Después de conocer a estas magníficas nueve (u once si contamos a Lola Rodríguez y Pilar López) señoras de nuestra historia reciente, me despido de ustedes hasta la próxima entrega que, espero, sea pronto. No puedo justificar que esté a falta de tiempo, pero sí declararme escasa de foco. Nada que no se pueda remediar con aplomo y paciencia ;-)

Cal.


Notas al margen (actualización 08/11/2018)_
(*) Con razón la pareja de leones que guardan el panteón de los marqueses de Almonacid me tenían –y tienen– sorbido el seso: son copias de los que se recuestan a los pies de la tumba del Papa Clemente XIII en la basílica de San Pedro del Vaticano en Roma obra de ¡oh! Antonio Canova.

Desconozco aún la autoría de los leones madrileños. Por puro sentido común deduzco que no serán del artista italiano ya que, de ser así, tendrían que aparecer en absolutamente todas las publicaciones turísticas de la capital española, cosa que no sucede. (Aunque cierto es que el sentido común es el menos común de los sentidos...)

Tal obsesión por estos dos maravillosos felinos (me da igual que los leones Almonacid no salieran directamente del cincel canovés) me han hecho tener un radar que se activa automáticamente cada vez que me encuentro con copias suyas.

Los he localizado en la Galería de la Academia de Venecia (Italia), en el cementerio Cypress Lawn de Coloma (California, EEUU), en el cementerio Monumental de Verona (Italia), en la galería de esculturas del Palacio de Chatsworth en Devonshire (Reino Unido) y finalmente hace quince días en el Palacio de Viana, sito en Córdoba (España), hecho que hizo saltar mis alarmas para dar de una vez por todas con el enigma.

Lo más gracioso es que ni me di cuenta de que allí estaban la última vez que estuve en el Vaticano. Así que no me queda otro remedio que volver a Roma. ¡Cosas! ;-)

Bibliografía y documentación_

  • Balbo, La Rebelión de las Mantillas, Historia con Minúsculas, 26 de junio de 2013, blog (link).
  • Cano, Tono, Nana de Sevilla, SecretOlivo, agosto de 2011, blog (link).
  • Diez, J. L., extracto de El siglo XIX en el Prado. Museo Nacional del Prado, 2007, pp. 172-175, publicado en la web del Museo del Prado (link).
  • Fundación Medinaceli, ficha, biografía y documentos sobre Ángela Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy (link).
  • Fundación Medinaceli, ficha, biografía y documentos sobre María Josefa Arteaga y Silva (link).
  • Intropía Media, Imprescindibles RTVE, Las Sin Sombrero, emitido el 9 de octubre de 2015 (link), y proyecto crossmedia (documental, libro, exposición, etc.) (link).
  • Mayordomo, Concha, Marisa Roësset y Velasco, Concha Mayordomo, 13 de septiembre de 2017, blog (link).
  • Obtulowicz, Bárbara, Pepita Tudó, la "amiga" de Manuel Godoy a la luz de la correspondencia privada de 1817- 1820, Universidad Pedagógica de Cracovia, Publicaciones Universidad de La Rioja, 2009 (link).
  • Parrado, Diego, El misterio de la calle Princesa, Madriz, 23 de junio de 2014, blog (link).
  • Prats, Jaime, El delirio de una aristócrata, El País, 3 de junio de 2010, periódico online (link).
  • Rada, Juan, El misterio de la mano cortada que acabó con la Mata-hari española, El Español, sección "Los casos sin resolver de El Caso", 18 de septiembre de 2016, periódico online (link).
  • Redondo, Clara, Mujeres Ilustres: Duquesa de Santoña, Entre Piedras y Cipreses, s/f, blog (link).
  • Serna, Elena, La rebelión de las mantillas (I), Por las Calles de Madrid, 2 de noviembre de 2017, blog (link).
  • Turismo Las Navas, Ángela María Apolonia Pérez de Barradas y Bernuy, website de la localidad, sección "Personajes Históricos" (link).
  • VV. AA., La Argentinita - bailaores/as, El Arte de vivir el Flamenco, 2003, website (link).
  • Wikipedia (link).

Sugerencias para usted

4 comentarios

  1. Ayyyyy te he descubierto hoy el post. Eres maravillosa, y necesitamos que vengas más a vernos. Gracias, por tu cariño, gracias por tus palabras bonitas y sobre todo, gracias por ser rigurosa. Muacks.

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    1. Jajajaja, ¡Ainara! :-D Cómo se nota mi ausencia de redes sociales en este blog. Es normal, mujer. Estar hoy en día a la orden del día con todo es imposible. Pero esto se quedará aquí a perpetuidad (como muchas tumbas), así que puede ser leído en cualquier momento porque no pasará de moda o eso espero yo.

      Gracias por tus palabras, amiga, y sobre todo gracias por tu saber hacer. Sin ti este post no existiría.

      ¡Mil besos!

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  2. Excelente texto y muy buenas fotos. Ya tienes un seguidor más. Sigue así.

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    1. ¡Muchas gracias, Sísifo, y bienvenido! Me alegra que te guste tanto como para hacerte seguidor de este humilde sitio.

      Un abrazo.

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