Memento Vitae.
Cementerio Huis te Vraag, Ámsterdam (Países Bajos).
diciembre 31, 2018
De igual forma que sucede en otros ámbitos de la condición humana, la afición al arte funerario tiene también sus must y, por poner un par de ejemplos, no sería meritorio de llamarse a usted mismo amante de los cementerios si no ha pisado nunca el adoquinado suelo de Père-Lachaise o las galerías de Staglieno o si no tiene, al menos en mente, la idea de visitar los grandes y decimonónicos camposantos europeos.
Esto que –qué quieren que les diga– está muy bien para iniciarse, puede que les haga perder la oportunidad de pasear por los no tan grandes y conocidos pero igualmente sorprendentes cementerios fuera de las rutas turísticas establecidas. Permítanme despedir el año con uno de los lugares de reposo eterno que más me han gustado de entre todos los visitados, que no son pocos, uno prácticamente desconocido: Huis te Vraag.
¡Deslicémonos por la madriguera de conejo! (en realidad es un diminuto afluente del canal Schinkel ;-D) Les puedo asegurar que debajo de las hiedras hallaran lápidas mortuorias. |
A veces cuesta verlas, pero ahí están, debajo del verde. Otras envueltas en él. |
Conviene aclarar que la Casa de las Preguntas no siempre fue un cementerio. De hecho ya no es un cementerio porque el último enterramiento, del señor Ids Koopmans, se celebró en 1962. Normalmente cuando una necrópolis deja de cumplir su función primordial, tiende a desaparecer. Pero curiosamente Huis te Vraag ha sobrevivido durante sus más de cinco siglos de historia y bien podría decirse que sigue en plena forma gracias a los cuidados que le proporcionan los operarios del lugar –gente amabilísima con la que tuve el placer de charlar unos minutos– y el empeño de sus actuales gestores, el artista Leon J. van der Heijden y su esposa la poetisa Willemijn van der Helm, que obsequia a los visitantes con un poema nuevo cada poco tiempo impreso y expuesto junto a un ramillete de flores frescas en la casita blanca que se ve nada más atravesar la puerta de entrada.
La casita de la entrada con su poema adosado al cristal. Antiguamente fue una especie de quiosco donde poder tomar un refresco. |
Entonces ¿qué pasó en 1489? Nada que se pueda enmarcar dentro de la historia con mayúsculas, pero sí dentro de las historias de la Historia. Maximiliano I, padre de Felipe el Hermoso y por ende suegro de nuestra reina Juana I alias la Loca, pasó una noche en la Casa de las Preguntas durante uno de sus desplazamientos por aquellas tierras de las que era soberano.
La posada se conservó hasta bien entrado el siglo XVII. En ese siglo se instalaron en estos paisajes ricos industriales del textil y construyeron bonitas casas de campo cercanas a sus fábricas. El nombre parecía ser del gusto de los nuevos propietarios que lo conservaron durante los doscientos años que duró la explotación del lugar. Pero nada se conserva de sus construcciones ya que fueron demolidas en 1890 pasando a engrosar la altura del pólder.
Y aquí es donde Huis te Vraag comenzó a demandarse como lugar de reposo eterno.
Pieter Oosterhuis compró el terreno con la intención de abrir el primer cementerio privado amsterdamés de confesión protestante. No pudo ver concluido su jardín cementerio, muy del gusto de la época, ya que murió poco antes de su inauguración en el otoño de 1891.
¿Se imaginan la locura que tiene que ser este vergel en primavera? 🙈🙊😱 |
En el momento de echar el cierre al antiguo cementerio se le contabilizaban 16000 almas, pero se sabe que son muchos más los inquilinos de Huis te Vraag porque durante la Segunda Guerra Mundial la necrópolis sirvió como lugar de entierro de las personas que, víctimas de la contienda y sin identificar, aparecían sin vida en caminos y canales, y que no fueron contadas.
Hasta cinco cuerpos podían sepultarse en la misma superficie. Estas tumbas multipropiedad constituyen una especie de atolones rodeados de setos con diferentes laudas muy juntas. |
En la actualidad Huis te Vraag puede considerarse una isla verde de hiedra, arces, cipreses y tejos dentro de la ajetreada milla financiera de Ámsterdam, más conocida como Zuidas. Sus gestores Leon y Willemijn, de los cuales escribí unos párrafos más arriba, se afanan en conservar el antiguo espíritu del lugar procurando que no se vuelvan a tapar los caminillos de arena y que las plantas no oculten los nombres de los allí presentes.
Cuando el matrimonio de artistas se mudó a la casita del cementerio –en 1987– la maleza y la falta de cuidados se había apoderado del lugar tanto que no se podía ni andar por su caminos. |
Si bien en muchos de los cementerios que visitamos nos encontraremos el famoso latinismo Memento Mori, cuando volvemos sobre nuestros pasos para continuar con la faena del día a día, en Huis te Vraag también nos recuerdan que aún seguimos vivos al poder leer la frase Memento Vitae en la puerta de salida. ¿No les parece maravilloso? 😃
Esperemos que esta alucinante necrópolis llena de vida no sucumba ante la presión inmobiliaria que le rodea y que uniformiza todo a su paso.
Enamorada me ha dejado la simbiosis conseguida entre naturaleza y arte de este lugar. |
Huis te Vraag no tiene una riqueza escultórica aparatosa. Tal vez su origen protestante tenga algo que ver en esta tesitura. |
Me encontraron en mi paseo un par de putti. |
Esposos. |
La mayoría de estelas están adornadas con motivos florales. |
Hojas de acanto. Un guiño a la Grecia Clásica donde se usaban –también– como iconografía funeraria. |
Muuuuchas hojas de palma. En casi todas las lápidas. |
Acanto, palma y, otro clásico funerario, adormidera. |
Tulipanes, por supuesto (y una paloma). He de decir que vi muy pocos a nivel funerario. Éste de la foto y otro en una de las lápidas de la Oude Kerk (que se me olvidó fotografiar 🙃). |
Y si no hay plantas, hay floreros (la bolita metálica con agujeros de la lápida roja lo es). |
El tratamiento tipográfico de las lápidas, como buenos descendientes de Plantin-Moretus, impecable. Ya me gustaría a mí en España (y en la mayoría de sitios, para qué engañarnos) ver esos textos perfectamente diseñados. |
Aunque de lejos el símbolo pueda parecer una urna velada se trata de una anagrama con las iniciales, supongo, de la familia. De nuevo, tipógrafos al poder. |
Poquísimos retratos y la mayoría fotográficos que habían perdido ya la imagen... |
... o no. |
Y, en fin, hablamos de un camposanto decimonónico, así que ¿qué sería de Huis te Vraag sin el clásico retrato pétreo de señor decimonónico con frondosa patilla? 😉 |
Begraafplaats Huis te Vraag
Rijnsburgstraat 51
1059 AT Ámsterdam
Países Bajos
W_ www.huistevraag.nl (solo en neerlandés)
E_ contact@huistevraag.nl
H_ De martes a jueves de 11:00 a 17:00 horas (a 16:00 h. en invierno).
No está permitida la entrada con perros.
Bibliografía y documentación_
- Gout, Anneke, Oude begraafplaats Huis te Vraag, stilteplek in Amsterdam, Davides favoriete adressen in Nederland, 3 de abril de 2016, blog (link).
- Lusen (van), Judith, Begraafplaats Huis Te Vraag, Lich Op Legenden, 3 de julio de 2014, blog (link).
- Mata, Tomás, De los huertos a los muertos. Botánica funeraria, Huertos.org, 29 de octubre de 2015, edición online (link).
- Maup, Huis te Vraag Cemetery, Atlas Obscura, s.f., blog (link).
- Oldenburger, Juliet, Begraafplaats Huis Te Vraag. Groene necropolis, Amigos del Centro de la Ciudad de Ámsterdam, octubre de 2007, web (link).
- Scacchi, Nicoló, Huis te Vraag Amsterdam, Suingiardino Gardens in life, 23 de mayo de 2011, blog (link).
- VV.AA., Graftuin die barst van leven, Trow jaar 75, 31 de diciembre de 2011, portal (link).
- Wikipedia.
Notas al margen 1_ Tanto Leon J. van der Heijden como Willemijn van der Helm han publicado libros referentes a su vida como cuidadores de Huis te Vraag. No he mirado demasiado y no he encontrado traducción al inglés (al castellano ni me lo planteo), pero si son tan afortunados como para conocer el idioma oficial de los Países Bajos, sepan que los pueden comprar online desde la propia página del cementerio jardín (aquí). De esta forma contribuirán a la conservación de este bellísimo lugar.
Notas al margen 2_ Al parecer también ser comercializa miel de mil flores hecha por los cuidadores del cementerio. Si les soy honesta, yo no vi nada. Cierto es que ahora las abejas están en letargo y que no entiendo ni una palabra del idioma para haber podido leer los carteles, pero no me resulta chocante como idea. El cementerio tiene una gran explanada verde una vez pasadas las casitas de los guardas en la que perfectamente se podrían colocar colmenas en los meses más cálidos y la vegetación del lugar estoy convencida que explotará en colores y olores desde finales de invierno hasta bien entrado el verano. De haberlo sabido antes de escribir este post, yo misma me habría traído un frasquito de miel, ¡con lo que me gusta!
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